miércoles, 22 de agosto de 2012

Reflexiones sobre las raíces de violencia

Leo un texto de Gandhi. Contiene unas reflexiones importantes sobre las raíces de la violencia. Riqueza sin trabajo; placer sin conciencia; Conocimiento sin carácter; comercio sin moral, ciencia sin humanidad; adoración sin sacrificio; Política sin principios. A estas añadió su nieto "Derechos sin responsabilidades". Hoy en día por desgracia abundan todas. ¡Cuántos hombre tienen su dinero en una caja de ahorros y sin hacer nada va creciendo con lo que viven de las rentas1¡Cuántos hombres heredan millonadas como antaño heredan fortunas por haber nacido en X familias! ¡Cuántos científicos hacen ciencia para las multinacionales que, con transgénicos y otras cosas, están oprimiendo a los pobres con sus patentes!¡Cuántos políticos hay que no se mantienen fiel a ninguna ideología y sólo quieren ser presidentes!...
Me gusta la de su nieto, si señor. Hoy en día se educa a los alumnos a que tienen todos los derechos y pocas obligaciones. Como consecuencia, la gente aprende menos, sabe menos y es bastante más manipulable, además que creen que los nacionales tienen más derechos que cual foráneo. Muchos retos para el siglo XXI... ¿Se logrará acabar con alguno, si hoy se incide más en los derechos que en las obligaciones? 
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Sí. Creo que hoy en día no habría que incidir tanto en determinados derechos, sino en hacer pagar cuentas a quienes nos impiden disfrutar de esos derechos. Porque dinero, haberlo hailo para lo básico, al menos. Obligaciones a los defraudadores, de esas de cárcel; y no torpes amnistías que son palmaditas en la espalda. Obligaciones a los traficantes de drogas, que atontan al personal con tanta substancia. Obligaciones a quienes en época de bonanza no supieron ahorrar, porque el Estado no tendría que endeudarse más de 100€/habitantes salvo en casos de extrema necesidad. Lo peor que puede pasar es llegar a una crisis económica sin capacidad de endeudarse. Obligaciones de quienes invierten en obras majestuosas para enfatizar la meganomalía  y no invierten lo que deben en sanidad y educación.

miércoles, 8 de agosto de 2012

La vida: una hoja en blanco que hay que rellenar


Me acerco a mi escritorio. Encima está eso que nos aterra a todo pintor, escritor o científico: la hoja en blanco. Quien se haya parado a hacer algo creativo sabrá a lo que me refiero. Antes de empezar y durante el proceso siempre afloran muchas dudas: “¿seré capaz de dibujar algo que merezca la pena?”, “¿y ahora qué hago?”, “¿podré entregar este escrito a tiempo?”, “¿podré resolver este problema?”, o incluso, “¿seré algún día capaz de entender la solución de este problema?”.

Además, mientras lleno la hoja paso por distintas etapas emocionales: a veces, me sorprendo a mi mismo haciendo cosas que creía imposibles; otras, desvío demasiada atención a pensar en la dificultad del ejercicio; bastantes, me tengo que resignar con esperar a que en el futuro sea capaz de realizar lo de que ese día no fui capaz. Asimismo, sufro por dar la talla en aquello que no me entusiasma para evitar disgustos el día que toque recolectar lo cosechado, me aburro esperando que los pajaritos que veo por la ventana me digan que hacer (de momento no han cantado), me divierto cuando veo que todo marcha bien, y doy gritos de júbilos cuando me parece que todo encaja (aunque a veces sea una falsa alarma). En resumen, que lo vivo.



Es muy probable que el lector haya tenido estas sensaciones ante unas determinadas circunstancias porque esta situación ni es exclusiva de los artistas ni se restringe a ellos: siempre se siente cuando uno va a realizar algo novedoso, original, diferente. Las adversidades que una persona pueda padecer delante de un papel son las mismas que las que padece uno cuando decide llevar la iniciativa en cualquier situación. A fin de cuentas, toda acción creativa conlleva en mayor o menor grado llevar la iniciativa. Por eso conviene entrenarse en la juventud a hacer frente a situaciones inesperadas.

La escritura, pintura, resolución de problemas… son situaciones que requieren la determinación que hace falta para resolver problemas de la vida real; sin embargo, apenas se trabajan en los colegios e institutos: como mucho, si se hace, con alumnos que vayan bien y acepten tareas extras. No todo el mundo tiene la capacidad de escribir bien o resolver problemas físico-matemáticos por más que se esfuercen: por eso existen las modalidades dentro del bachillerato. Si a alguien del humanístico no se le puede pedir que escriba comentarios de calidad sobre diversos temas o si a uno del científico-técnico no se le puede pedir que sea capaz de resolver problemas dándole la teoría justa, más nos vale replantearnos qué futuros pensadores e ingenieros tendremos mañana. Algo falla en el sistema educativo de casi toda Europa: “gracias” al fracaso de Alemania en la formación de enfermeras e ingenieros encuentran los españoles trabajo ahí; con lo que emular a los alemanes (quienes desvían a módulos a los que van mal) no es el camino. Por último esto acarrea algo más preocupante: si alguien carece de la paciencia para resolver aquello a lo que se va a dedicar, es muy probable que también sea incapaz de resolver solo otros problemas que le depare la vida porque tampoco tendrá la paciencia necesaria.

*********************************************
NOTA: La resolución de problemas es que te planteen algo cuya respuesta no sea inmediata y no sea el plagio de un ejercicio que está en el libro de texto. Asimismo, dedico este artículo a quien cree que no hay creatividad en las matemáticas (o las ciencias en general) o cree que es algo muy frío, de aburridos.