El 12 de octubre de un hipotético 4.357,
en los juzgados de la ciudad de Toledo los abogados Jack Fernández y Rose Benítez
sufrieron un proceso por enseñar presuntamente malas artes a su hijo. El juez,
además de ser amigo del gobernador civil, compartía radicalmente su ideología.
-Fiscal, muéstreme las pruebas. Les
ruego que sean concisos.
-Con sumo gusto. Sólo tengo una; sin embargo, es
irrefutable. Su estimada señoría, aquí se oirá hablar delante de un bebe en
castellano, y por desgracia, no como uso histórico, sino con intenciones
lectivas. Me da pena, unos abogados con un futuro tan brillante que ya no será por
una desacertada elección…
El abogado le dio a play. Entonces, se oyó conversar en el
idioma de Cervantes. Con cada frase, los miembros del jurado se estremecían
como si cada palabra fuese una bomba lanzada desde el cielo. Por sus miradas,
parecía que los abogados eran unos asesinos sedientos de sangre.
-Y bien señor Fernández- le dijo el
juez puesto que hubo decidido ser su propia defensa- ¿tiene algún argumento
para rebatir tan evidente prueba?
-¿Acaso es inmoral convertir a tu hijo
en poliglota?
-Según la constitución que rige el
mundo desde el 5 de Marzo 3811, sí. ¡Qué es eso de dividir al mundo mediante
las lenguas! ¡Como democracia, sólo unidos prevaleceremos! Pese a todas las
guerrillas que hubo en aquel siglo, ese muro ya fue derruido. Desde entonces, todo
funcionario, entre los que me incluyo, jura que evitará como sea que
nostálgicos e insatisfechos de la vida la reconstruyan. Es más, todos los
ciudadanos tenemos el derecho y el deber de hablar en inglés. Tras esta
aclaración le repito la pregunta: ¿tiene algún argumento para rebatir tan
evidente prueba?
-No, reconozco y me enorgullezco de eso
que llamáis delito. Me da pena la gente como usted que no respeta los idiomas
por no haberse cuestionado nunca su educación. Además, ustedes no buscan la
unión sino la sumisión e uniformización. ¡Y pensar que hubo un tiempo en el que
nuestro pueblo hacía lo mismo! Eso acabó tras la inserción de la democracia,
pero paradójicamente vivimos en una democracia de retrógrados que necesita ser
renovada.
-Oyes las sandeces que…
-Gracias fiscalía, las oigo. Señor
Fernández, ¿Algo más que alegar?- negó con la cabeza. -Señora Benítez.
¿Comparte usted la opinión de su marido?
-Sí, amo los idiomas por amor al arte,
por la pluralidad que conllevan e incluso me atrevería a alegar que por mero
pragmatismo.
-¿¡Cómo!?- la fiscalía, frunciendo el
ceño.
-Facilitan el aprendizaje –hubo
bastantes risas-, aumentan la tolerancia eta
zuek ez dakizuen hizkuntza batean hitz egin dezaket, niri egin ezin
diezadakezuena[1]-
dijo en aquella lengua muerta a ojos del gobierno llamada español, lo que
provocó enfado, ira y repulsión entre la mayoría los presentes.
-Esa falta de respeto se tendrá en
cuenta en el veredicto. ¿Tienen algo más que añadir o basan su defensa en tan
escasas justificaciones?
-Sí- Jack, rectificando su silencio
anterior- lamento el día en el que se firmó el tratado de “Unión mediante las
Grandes Lenguas”. Primero se exterminó a las que eran habladas por menos de
10000 personas, cuando una sola es suficiente para que una lengua merezca
sobrevivir. Esto convirtió otras en minoritarias y, como diría MacLeod, sólo
pudo quedar una. Y encima nos tocó la que se hubo extendido mediante la guerra
y el genocidio, la del pueblo que exterminó a los indios y a los indígenas de
Oceanía, ese de la gran democracia unida y prevalecedora…
-Bien. Gracias por sus observaciones. Jurado,
reúnanse en privado, debatan el caso y pronuncien su veredicto.
No dedicaron mucho tiempo a deliberar:
por algo fue este jurado popular escogido aleatoriamente entre los mejores
expedientes; es decir, los que veneraban al sistema. Dictaminaron unánimemente
que eran culpables.
-Irán a la cárcel durante tres años
para que sean rehabilitados gracias a nuestros psicólogos. La custodia de su
hijo será otorgada al gobierno. Puedo prometerles que recibirá un buen cuidado.
Tras los tres años pasarán un control que determinará sus aptitudes como
progenitores. ¡Ojala aprovechen ese tiempo para recapacitar por el bien de su
primogénito!
El juez estaba tan convencido de su
ética y filosofía, de su Gran Verdad que rige el mundo, que denunciaría hasta a
su esposa, si hiciera falta. Poseía ese aire paternalista tan propio de los
autoritaritas. Además, no estaba acostumbrado a que le llevaran la contraria,
no tan a la cara al menos. Por todo esto, fue tal su estupefacción al oír:
-Zer demontre axola dit kopurua. Zenbat eta urte gehiago kartzelan egon,
orduan eta jende gehiagok jakingo dute erdera[2].
-Serán cuatro por insultar al juez- enojado.
-Y que sepan que esto se hace por la todos querida Paz.
-Más bien por la ustedes ansiada Pax.
-¡Cinco y quítenlos inmediatamente de
mi vista! ¡Tanta osadía contra mi magnánima sanción! Dudo que vuelvan a ver a
su primogénito si no cambian de actitud.
Fueron a la cárcel; mas sus ideales
jamás se corrompieron e intentaron extenderlos todo lo que pusieron. Allí
conocieron a otros con similares ideales; no obstante, eso es otra historia y
será contada en otra ocasión.
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Notas 1)Las traducciones no son literarias, ya que cada frase se adapta a cada idioma.
2)Con esto no intento mostrar la situación actual, sino a como a algunos les gustaría que fuera la situación actual para el euskera (por si acaso)
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